
En un panorama político bastante estable, incluso estancado, desde que se formó el gobierno de coalición de izquierdas hace ahora un año, la decisión de Salvador Illa de aceptar ser el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat es el primero de los diversos movimientos que nos traerá el 2021 y que probablemente dibujarán un equilibrio de poderes algo distinto al que ha imperado este 2020.